ESOPO (s. VI a. C).
Fabulista griego, al que la leyenda atribuye haber nacido en Frigia, haber sido esclavo manumitido del filósofo Janto, y ser jorobado, tartamudo y muy feo. Sus breves narraciones de carácter didáctico y moralizante, con los animales como protagonistas, se transmitieron oralmente y fueron recogidas y reelaboradas por numerosos autores, así el latino Fedro en el siglo I, el francés La Fontaine en el siglo XVII y el español Félix María de Samaniego en el siglo XVIII. Sorprendetemente, se conoce una fábula sobre hormigas muy parecida a las de Esopo y que pertenece a la tradición maorí de Nueva Zelanda. La incluimos según ha sido descrita por el etnólogo Eldson Best (Maori Forest Lore, Transactions and Proceedings of the Royal Society of New Zealand 41, 1908. Trad. de J. M. Gómez Durán).



Fábulas

La paloma y la hormiga

Obligada por la sed, una hormiga bajó a un manatial, y arrastrada por la corriente, estaba a punto de ahogarse.

Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la arrojó a la corriente, montó encima a la hormiga salvándola.

Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su arma preparada para cazar a la paloma. Le vió la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento la paloma para alzar el vuelo.

Siempre corresponde en la mejor forma a los favores que recibas. Debemos ser siempre agradecidos.

Fábulas de Esopo, edición de Heinrich Steinhöwel, 1501

La hormiga

Dice una leyenda que la hormiga actual era en otros tiempos un hombre que, consagrado a los trabajos de la agricultura, no se contentaba con el producto de su propio esfuerzo, sino que miraba con envidia el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos.

Indignado Zeus por la avaricia de este hombre, le transformó en hormiga.

Pero aunque cambió de forma, no le cambió el carácter, pues aún hoy día recorre los campos, recoge el trigo y la cebada ajenas y los guarda para su uso.

Aunque a los malvados se les castigue severamente, difícilmente cambian su naturaleza desviada.

Fábulas de Esopo, edición de Heinrich Steinhöwel, 1501

La hormiga y el escarabajo

Llegado el verano, una hormiga que rondaba por el campo recogía los granos de trigo y cebada, guardándolos para alimentarse durante el invierno. La vio un escarabajo y se asombró de verla tan ocupada en una época en que todos los animales, descuidando sus trabajos, se abandonan a la buena vida. Nada respondió la hormiga por el momento; pero más tarde, cuando llegó el invierno y la lluvia deshacía las boñigas, el escarabajo hambriento fue a pedirle a la hormiga una limosna de comida. Entonces sí respondió la hormiga:

-Mira escarabajo, si hubieras trabajado en la época en que yo lo hacía y tú te burlabas de mí, ahora no te faltaría el alimento.

Cuando te queden excedentes de lo que recibes con tu trabajo, guarda una porción para cuando vengan los tiempos de escasez.

Fábulas de Esopo, edición de Heinrich Steinhöwel, 1501

El hombre y la hormiga

Se fue a pique un día un navío con todo y sus pasajeros, y un hombre, testigo del naufragio, decía que no eran correctas las decisiones de los dioses, puesto que, por castigar a un solo impío, habían condenado también a muchos otros inocentes.

Mientras seguía su discurso, sentado en un sitio plagado de hormigas, una de ellas lo mordió, y entonces, para vengarse, las aplastó a todas.

Se le apareció al momento Hermes, y golpeándole con su caduceo, le dijo:

-Aceptarás ahora que nosotros juzgamos a los hombres del mismo modo que tu juzgas a las hormigas.

Antes de juzgar el actuar ajeno, juzga primero el tuyo.



Fábula maorí

La pokorua (hormiga) dijo a la kihikihi (cigarra): ‘Seamos diligentes y recolectemos comida durante el verano, para que podamos seguir viviendo cuando llegue el invierno’. ‘No’, advirtió la cigarra; ‘mejor subamos a los árboles y gocemos del sol sobre la cálida corteza’. Aún así, la hormiga trabajó y recolectó y almacenó comida para el invierno. La cigarra dijo: ‘Este es un verdadero placer, tomar el cálido sol y disfrutar de la vida. ¡Qué necia es la hormiga que se afana abajo!’ Pero cuando vino el invierno y se fue el calor del sol, mirad como la cigarra pereció de frío y hambre, ¡mientras la hormiga está abrigada en su cálida casa subterránea con abundante comida!