ANÓNIMO. BESTIARIO DE ABERDEEN (c. 1200).
Se trata de uno de los bestiarios más interesantes, redactado e iluminado en Inglaterra en torno a los últimos años del siglo XII. Ofrecemos una versión española del capítulo dedicado a las hormigas (Trad. de José María Gómez Durán).



Bestiario de Aberdeen (c. 1200)

Sobre las hormigas

Las hormigas tienen tres características. La primera es que marchan en fila, cada una llevando un grano de trigo en su boca. Aquellas que no tienen ninguno no dicen a las otras: “Dadnos algunos de vuestros granos”, sino que siguen la senda de las que primero salieron hacia el lugar donde se encuentra el trigo y lo traen al nido. Sirva esta descripción para representar a los hombres sensatos, que, como las hormigas, actúan conjuntamente, en razón de lo cual serán recompensados en el futuro.

La segunda característica de la hormiga es que cuando almacena grano en su nido, divide lo aprovisionado en dos partes con el fin de evitar que se humedezcan con las lluvias del invierno, germinando con ello las semillas y muriendo la hormiga de hambre. De la misma manera, tú, hombre, deberías separar las palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento, esto es, deberías distinguir entre lo espiritual y lo carnal, para que una interpretación literal de la ley no te mate, pues la ley es algo espiritual, como dice el Apóstol: “Pues la palabra mata, pero el espíritu da vida” (2 Corintios, 3: 6). Y así los Judíos, que sólo prestan atención a la letra de la ley y desprecian su significado espiritual, han muerto de hambre.

Capítulo sobre la hormiga (Bestiario de Aberdeen, c. 1200)


La tercera característica de la hormiga es que en tiempo de cosecha camina por entre el cultivo y descubre, royendo las espigas, si es cebada o es trigo. Si el cultivo es de cebada, la hormiga se va hacia otra espiga y la olfatea, y si huele a trigo, sube hasta lo alto de la espiga y se lleva el grano a su nido. Pues la cebada es alimento de las bestias. Como dice Job: “Me crecía la cebada en vez del trigo” (Job, 31: 40), refiriéndose a la doctrina de los herejes. Pues la herejía es como la cebada, y debería desecharse, porque quiebra y destruye las almas de los hombres. Por ello, Cristiano, huye de todas las herejías; sus enseñanzas son falsas y contrarias a la verdad. Pues las Escrituras dicen: “Ve a la hormiga, oh perezoso, y considera sus caminos y su sabiduría” (Proverbios, 6: 6). Y así, la hormiga no tiene conocimientos de agricultura; no tiene a nadie que la obligue a hacer nada; ni actua bajo la dirección de un maestro que le diga cómo hacer depósitos en un almacén de comida. Y sin embargo, acopia recolectando de tus campos. Y aunque a menudo estés hambriento, a ella no le falta de nada. No tiene almacenes cerrados, ni protección impenetrable, ni apilamiento de víveres que no puedan ser tocados. El guardián observa los robos, que no se atreve a impedir; el dueño es consciente de sus pérdidas, pero no se venga. Acarrean su botín en negra columna a través de los campos, abarrotando los caminos al paso del convoy; los granos que no pueden sujetar en sus estrechas bocas, son llevados al hombro. El dueño del cultivo mira y se sonroja con vergüenza ante la idea de impedir esa frugal ganancia conseguida con tan esmerada industria.

Hormigas dirigiéndose ordenadamente a las espigas (Bestiario de Philippe de Thaon, c. 1300)


La hormiga también ha aprendido a estar atenta en los periodos de buen tiempo. Pues si ve que sus provisiones de trigo comienzan a humedecerse, mojadas por la lluvia, otea cuidadosamente el aire esperando la bonanza para entonces abrir los almacenes y llevar sus provisiones al hombro desde las cámaras subterráneas hacia el exterior, de tal manera que el trigo se seque a la luz continua del sol. Finalmente, nunca verás caer la lluvia de las nubes durante esos días, a menos que la hormiga haya retornado primero sus provisiones a los almacenes.