GIL DE ZAMORA, JUAN (c.1241-c.1320).
Prolífico autor franciscano vinculado a Alfonso X y preceptor de su hijo Sancho IV. Publicó en latín su influyente Historia Naturalis, uno de los últimos grandes compendios enciclopédicos de la Edad Media, recientemente traducida y que supera las 1000 páginas. El siguiente texto se encuentra dentro de otra enciclopedia más pequeña, dispuesta alfabéticamente, donde expone medios para combatir a los animales molestos y venenosos (trad. esp. de Cándida Ferrero Hernández, 2002).



Libro contra tósigos y animales venenosos (c. 1290)

Sobre las hormigas

Existen muchos remedios contra las hormigas. Según Paladio, en el libro I: se rocía el hormiguero con orégano y azufre triturados y de esta forma se van. También: si quemas conchas vacías de caracol e introduces su ceniza en el hormiguero, también marchan. También: si tienen el nido en el huerto aves nocturnas, abandonan su hormiguero. Si vienen de fuera señálese todo el perímetro del huerto con ceniza o con algo blanquecino. Dice también Alclides en el Libro sobre los venenos: Si introduces en un hormiguero azahe, es decir un murciélago entero, las hormigas no volverán a su refugio ni regresarán para recoger su comida. Tampoco frecuentarán las hormigas aquel lugar que haya sido rociado con sangre de menstruación, aunque con este remedio se secan las plantas.

Dice Plinio en el libro X: perecen las hormigas a causa del olor de estoraque, orégano, cal o azufre. De igual modo en el libro XI: a las ranas y las rubetas no se les acercan las hormigas por temor de su veneno, según creen algunos. También en el libro XVII: son las hormigas como una peste para los árboles, se las puede ahuyentar untando los troncos con tierra roja y pez líquida o bien con harina de altramuz mezclado con aceite vertido en sus raíces. Afirma el mismo autor en el libro XIX: no es demasiado difícil el echar las hormigas de los huertos siempre que no se rieguen. El remedio es obturar su hormiguero con lodo de mar o con ceniza. Aunque el heliotropo, o siguesol, las elimina de forma muy eficaz. Algunos creen que el láter crudo diluido en agua les resulta hostil. El mismo autor en el libro XXII dice: Hay en Italia un tipo de hormigas venenosas a las que Cicerón denomina salipitas o salpingas, su antídoto es el corazón de murciélago, aunque también las cantáridas resisten ante todo tipo de hormigas.

Hormigas sobre el hormiguero (Bestiario de Anne Walsh, s. XV)


Al respecto dice Aristóteles: si alguien toma azufre y orégano silvestre y los pulveriza sobre los hormigueros las hormigas huyen. También del mismo modo huyen del humo del estoraque seco. Afirma Razes en el Almanzor: las hormigas huyen del alquitrán, la pez, el azufre y el asa fétida. Y si se introduce un poco de estas sustancias en sus hormigueros mueren, especialmente les resulta mortífero si en torno a su hormiguero hay tomillo. También en el Libro de la Naturaleza de las cosas se dice: si se fumiga el hormiguero con azufre y orégano silvestre se provoca la huida de las hormigas. También trata este tema el Fisiólogo: quienes quieren arrancar el oro de las hormigas de Etiopía toman yeguas junto con sus potros y las obligan a no comer durante tres días, al cabo de este tiempo atan los potros junto a un río que corre entre ellos y las hormigas. Y la yeguas arrastran a tierra el agua en las albardas que llevan sobre su espalda. Cuando ven más allá del río la verde hierba pacen a través de la pradera más allá del río. Las hormigas a su vez cuando ven el tesoro y las albardas llevan junto a ellas arena de oro, queriendo refugiarse allí. Al llegar la tarde, saciadas las yeguas y cargadas de oro al oír a sus potros relinchando por el hambre, regresan junto a ellos con mucho oro.

Hormiga león y hormiga-león
(Codex Animalium de Petrus Candidus Decembrus, c. 1460)


Ciertamente lo mencionado hasta aquí son remedios simples, pero si se combinan y se mezclan actúan con más fuerza y resultan mucho más eficaces. De ahí que si se impregna un paño con un licor hecho a base de mirra, orina, azufre y hiel de toro, si se ata el paño a un tronco de árbol, no treparán a él las hormigas; si se añaden cárabe machacado y pez, actuará mejor. De igual manera la eficacia aumenta si se añade asa fétida.