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Los formícidos como bioindicadores: los grupos funcionales de las hormigas en la península Ibérica y Baleares
Las hormigas son importantes componentes de muchos ecosistemas debido a su biomasa y su papel ecológico, cumpliendo con los 5 requisitos para ser un buen bioindicador: (1) suficiente distribución, abundancia y diversidad, (2) importancia funcional en los ecosistemas, (3) sensibles a los cambios ambientales, (4) facilidad de muestreo, clasificación e identificación y (5) permitir la interpretación de los cambios observados. Para facilitar esta interpretación, en las dos últimas décadas se ha propuesto y aplicado su clasificación en grupos funcionales. Los mirmecólogos australianos han sido los pioneros -especialmente Greenslade y Andersen-, que iniciaron y desarrollaron el corpus teórico de los grupos funcionales, en función principalmente, de las relaciones de dominancia específicas de la mirmecofauna australiana. Los mismos criterios de clasificación se han aplicado a otras zonas como Norteamérica y la zona mediterránea.
En este trabajo proponemos una reasignación de los taxones de hormigas a grupos funcionales propios para la península Ibérica y Baleares y una ponderación de la importancia relativa de algunos de ellos. Para facilitar un primer análisis, agrupamos los siete grupos funcionales propuestos, en tres indicadores globales: de perturbación, de madurez y crípticos; aplicándolo a varias mirmecocenosis seleccionadas.